El precio real de la carne vacuna

05.08.2014
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21-07-2014
 

Una nueva investigación compara los costos ambientales de los alimentos de origen animal

 

Se dice que el consumo de carne vacuna es malo para el medio ambiente, pero ¿sabemos cuál es su costo real? ¿Son otros animales o los alimentos originados en otros animales mejores o peores? Una nueva investigación del Instituto Weizmann de Ciencia, realizada en colaboración con científicos de los EE.UU., compara los costos ambientales de diversos alimentos y revela resultados claramente sorprendentes. Se espera que los resultados publicados hoy en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS, por sus siglas en inglés), no sólo contribuyan a la toma de decisiones por parte de los individuos sobre sus hábitos dietéticos, sino que también sirvan a aquellos organismos gubernamentales que establecen políticas agrícolas y comerciales.

El Dr. Ron Milo, del Departamento de Botánica del Instituto, junto con su estudiante de investigación Alon Shepon, en colaboración con Tamar Makov de la Universidad de Yale y el Dr. Gidon Eshel en Nueva York, se preguntaron qué tipo de alimentos de origen animal deberíamos consumir, desde el punto de vista del medio ambiente. Aunque muchos estudios han abordado parte del problema, ninguno lo ha hecho en forma exhaustiva y comparativa, dando una amplia perspectiva de los costos ambientales de los alimentos de origen animal.
 
El equipo analizó las cinco fuentes principales de proteínas en la dieta estadounidense: productos lácteos, carne vacuna, pollo, cerdo y huevos. Su idea era calcular los insumos ambientales - los costos - por unidad nutricional: calorías o gramos de proteína. El principal desafío que enfrentó el equipo fue estimar valores de insumo precisos. Por ejemplo, el ganado que pasta en tierra árida en la mitad occidental de los EE.UU. utiliza enormes cantidades de tierra, pero relativamente poca agua de riego. El ganado en corrales de engorde, por el contrario, se alimenta principalmente de maíz, que requiere menos tierra, pero mucho más riego y fertilizantes nitrogenados. Los investigadores debieron tener en cuenta estas diferencias, así como también determinar cifras globales que reflejen las prácticas actuales y que por lo tanto se aproximen al verdadero costo ambiental de cada alimento.

Los datos que los investigadores utilizaron provienen de las bases de datos del Departamento de Agricultura de EE.UU., entre otras fuentes. Los EE.UU. son ideales para este estudio, dice Milo, porque gran parte de los datos son de alta calidad, lo que les permite incluir, por ejemplo, valores que reflejan los desequilibrios de importación y exportación que se suman al costo. Los elementos ambientales que el equipo consideró incluyeron el uso del suelo, el agua de riego, las emisiones de gases de invernadero, y el uso de fertilizantes nitrogenados. Cada uno de estos costos es un sistema ambiental complejo. Por ejemplo, el uso del suelo, además de inmovilizar este valioso recurso en la agricultura, es la principal causa de pérdida de biodiversidad. Los fertilizantes nitrogenados contaminan las aguas naturales.

Una vez obtenidos los datos, que incluyen los costos ambientales de los diferentes tipos de alimentación (pastos, forrajes como heno y concentrados como el maíz), el equipo desarrolló ecuaciones que arrojaron valores del costo ambiental - por caloría y luego por unidad de proteína, para cada tipo de alimento.

Los cálculos mostraron que el principal acusado es la carne vacuna. Esto no fue una sorpresa, dicen Milo y Shepon. La sorpresa fue el tamaño de la brecha: en total, el consumo de carne vacuna es más costoso en un orden de magnitud - aproximadamente diez veces más en promedio - para el medio ambiente que otros alimentos de origen animal, incluyendo la carne de cerdo y las aves de corral. La producción de carne vacuna requiere en promedio 28 veces más de tierra y 11 veces más de agua de riego, es responsable de liberar 5 veces más cantidad de gases de invernadero, y consume 6 veces más nitrógeno que los huevos o las aves de corral. El costo ambiental de las aves de corral, la carne de cerdo, los huevos y los lácteos resultó ser bastante similar. Esto también fue sorprendente ya que la producción de lácteos a menudo es considerada relativamente benigna para el medio ambiente. La investigación muestra que el precio de irrigar y fertilizar los cultivos que alimentan a las vacas - así como la relativa ineficacia de las vacas en comparación con otros tipos de ganado – aumenta significativamente su costo.

Milo cree que este estudio podría tener varias repercusiones. Además de ayudar a las personas a tomar mejores decisiones acerca de sus hábitos alimentarios, podrá contribuir a una mejor información de las políticas agrícolas. La herramienta que el equipo ha creado para el análisis de los costos ambientales de la agricultura puede ser ampliada y refinada para ser utilizada, por ejemplo, para entender el costo relativo de las dietas basadas en vegetales, o las costumbres alimenticias de otros países. Además de servir como una herramienta comparativa, podría indicar qué áreas deberían ser mejoradas. Los modelos basados en este estudio podrían orientar a los responsables de las políticas alimenticias a decidir cómo garantizar mejor la seguridad alimentaria a través de prácticas sustentables.

Las investigaciones del Dr. Ron Milo son financiadas por: el Centro Canadiense para la Investigación en Energías Alternativas Mary y Tom Beck, el Fondo para la Investigación en Ciencias Botánicas de la Familia Lerner , el Consejo Europeo Científico; el Fondo Leona M. y Harry B. Helmsley; Dana y Yossie Hollander de Israel, la Fundación Jacob y Charlotte Lehrman, la Fundación Larson, el Fondo de la Familia Wolfson; Charles Rothschild de Brasil; Selmo Nissenbaum de Brasil; y el Fondo David Arthur Barton. El Dr. Milo es Titular de la Cátedra Anna y Maurice Boukstein para el Desarrollo Profesional.
 

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